Zanzíbar y la Ciudad de Piedra

Decía el Dr. Livingstone que Zanzíbar era el lugar más bello que había conocido en toda África para descansar antes de emprender su último viaje. En efecto, este archipiélago, en Tanzania, con su olor a especias, sus limpias playas de arena blanca y sus barreras de coral, conforma un paisaje espectacular para el viajero. Pero además de su encanto natural, en la capital, Zanzíbar Ciudad, se encuentra un lugar catalogado por la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad. Se trata de la Ciudad de Piedra, el casco antiguo.

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La Ciudad de Piedra se compone de un conglomerado de callejuelas estrechas, casas de piedra, pequeñas plazas y tiendas de artesanía. Dado el carácter multicultural de la isla, con influencias persas, árabes, omaníes y, más recientemente, portuguesas, los edificios que se pueden ver no son todos del mismo estilo, mezclándose mezquitas, baños persas y casas coloniales.

Los lugares más representativos son el Palacio de las Maravillas, Beit el Ajaib, del siglo XIX, uno de los edificios más grandes de la isla, la Corte Suprema, con influencias árabes y portuguesas, los Baños persas de Hamamni, el Palacio Museo, con objetos del siglo XIX pertenecientes a la familia del Sultán, las dos Catedrales, la anglicana y la católica, la Casa de Livingstone, donde vivió el célebre explorador, y la Cámara de los esclavos, vestigio del tráfico de esclavos que se desarrolló durante el período colonial.

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En Zanzíbar se pueden visitar espacios naturales, como la Isla de Chumbe, famosa por sus corales, la Playa de Nungwi, dedicada al cultivo de algas y donde se puede ver cómo se construyen las dhow, que son las embarcaciones tradicionales, la Isla de Mnemba, famosa entre los aficionados al buceo o la Reserva Forestal de Jozani, donde vive el colobo, un simio muy peculiar.

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Si quieres traerte un souvenir de tu viaje, puedes comprar múltiples productos artesanales, aunque ten en cuenta que está prohibida la exportación de productos elaborados a partir de materia prima animal, por lo que debes evitar cualquier tipo de abalorio de marfil, concha o coral. Tampoco es recomendable comprar lanzas o flechas, ya que podrían no dejártelas embarcar en el avión de regreso.

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