Río Tinto, en Huelva, España, es un río singular. Sus aguas de color rojo y la orografía del terreno que lo rodea, hacen de él un lugar único y especial. En cierta manera parece que este paisaje no pertenece a nuestro planeta.
La apreciación no dejaría de ser algo subjetivo, si no fuera porque la N.A.S.A. pensó lo mismo y en el 2003 comenzó una serie de investigaciones encaminadas a desarrollar en esta tierra andaluza tecnologías que se pudieran aplicar en Marte.
Río Tinto se encuentra en una zona minera, la más grande a cielo abierto de Europa.
La alta concentración de sulfato férrico, que le da ese color tan característico, un pH muy ácido y el poco oxígeno hacen imposible que en sus aguas haya peces ni plantas. Curiosamente sí que viven en ellas algunos microorganismos habituados a condiciones extremas, que la N.A.S.A. cree que pueden ser similares a posibles formas de vida marcianas. De ahí el interés de la Agencia Espacial.
Este paisaje, de gran belleza por su colorido y sus increibles contrastes, ha sido declarado Espacio Natural Protegido de Andalucía.
Además del atractivo natural, la zona ofrece otras atracciones; la visita a los pueblos de Minas de Riotinto y Nerva, el paseo en el Ferrocarril Minero a lo largo de 12 kilómetros de vía restaurada, o la visita a la Mina Peña de Hierro, de la época romana.
Desde 1873 hasta 1954 las minas fueron explotadas por la sociedad británica Rio Tinto Company Limited, que se vió obligada a construir viviendas para sus trabajadores. Como recuerdo de aquella época, se pueden visitar el Museo Minero, antiguo Hospital, que guarda la historia del lugar a lo largo de 5000 años, y la Casa 21, una especie de casa-museo que muestra cómo era la vida cotidiana de aquellas personas.
Fotos: Óscar Megía
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