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El Danubio atraviesa Hungría hacia el sur casi en línea recta, dejando por el camino multitud de poblaciones que llevan en su nombre la palabra Duna (Danubio en húngaro), como Dunaújváros o Dunaföldvár.

Algunas de las localidades que conocerás son Paks, que tiene el dudoso honor de poseer la única central nuclear del país, o Mohács, famosa por las dos Batallas que se desarrollaron allí con algo más de 100 años de diferencia y que significaron la victoria y la derrota del Imperio Otomano en Hungría.
En mitad del recorrido entre estas dos ciudades está el Parque Nacional Danubio – Drava, con más de 49000 has. en una zona en la que están presentes ambos ríos y que cuenta entre sus atractivos naturales con una reserva de venados en el bosque Gemenc.
Junto al parque se encuentra la ciudad de Baja, en la que hay múltiples iglesias de varias confesiones, entre las que destaca el Monasterio franciscano. Dicha Orden ha estado presente en la ciudad durante siglos.

Tras pasar la frontera con Croacia descubrirás en la localidad de Bilje el Parque de Kopački Rit, una zona pantanosa que cuenta como mayor atractivo con las numerosas especies de aves, más de 250, que anidan allí, entre ellas los cormoranes y las cigüeñas negras. Es posible hacer un recorrido de observación, prismáticos incluidos, en un pequeño barco.
Esta es la zona donde desemboca el Drava en el Danubio.

A unos pocos kilómetros del Parque está Osijek, que si bien no está a las orillas del Danubio, sí es un importante puerto fluvial del Drava que en los últimos años se está consolidando como un interesante destino turístico de interior.
En esta ciudad destacan la Tvrđa, que es una ciudadela en la parte antigua de la ciudad, en la que se encuentra la Iglesia de San Miguel, la Plaza Ante Starčevića, en la que está la Catedral y los numerosos parques y jardines de la ciudad, además de sus edificios barrocos.

Volviendo al cauce del Danubio y siguiendolo en dirección a Serbia, pasamos Vukovar, una ciudad que fue totalmente arrasada durante la Guerra de la década de los 90 y que es todo un símbolo de la resistencia croata.
Al cruzar la frontera nos encontramos con el lago Tikvara, en el municipio de Bačka Palanka.

La primera ciudad importante de Serbia por la que se pasa es Novi Sad, segunda en tamaño del país y que es conocida como la Atenas serbia. En esta localidad está la Fortaleza de Petrovaradin. Cerca de allí está el Parque Nacional de Fruska Gora, una zona boscosa en la que hay 17 monasterios ortodoxos de entre el siglo XV y el siglo XVIII. En la misma zona está también Sremski Karlovci, ciudad barroca.

Belgrado es la cuarta capital de país por la que pasa el recorrido. Hasta ella llega también el río Sava para unirse al Danubio. Lo más destacado de la ciudad es la Fortaleza de Kalemegdan, el Barrio de Stari Grad y el Palacio de la Princesa Ljubica. Como zona natural, el parque Ada Ciganlija.

Después de Belgrado y aún en Serbia, puedes contemplar la Fortaleza medieval de Smeredevo y las Puertas de Hierro, una garganta que comunica los Cárpatos con los Balcanes y que tiene una longitud de 135 km., a lo largo de los que se pueden ver la Fortaleza de Golubac, la fortaleza romana de Diana, la Tabla Trajana y Lepenski Vir, un yacimiento arqueológico del Mesolítico.

Rumanía tiene el honor de tener en su territorio un tercio de la longitud total del Danubio. Curiosamente, la mayoría del recorrido es de frontera, primero con Bulgaria y, más tarde, llegando ya a la desembocadura, con Moldavia y Ucrania.

En la última etapa del viaje, pasarás por Orşova, que fue puerto romano y asentamiento militar romano de nombre Dierna. Más allá está Turnu Severin, donde termina la zona de las Puertas de Hierro. Cerca de esta ciudad están los restos del Puente romano de Trajano, que fue el más largo de su época.

Viajando hacia el norte, llegarás a Brăila, que cuenta entre sus atractivos con la Iglesia de los Santos Arcángeles, que fue mezquita, la Iglesia de San Nicolás, la Iglesia griega y el Teatro Maria Filotti, además de La Faleza, el paseo fluvial a las orillas del Danubio.

Cuando se llega a Tulcea parece que el viaje toca a su fin, pero nada más lejos de la realidad. Aquí comienza una parte fascinante, la del Delta del Danubio, reconocido como reserva de la biosfera, zona Ramsar (zona húmeda de importancia internacional) y zona del Patrimonio mundial natural y cultural UNESCO.

Aquí el río se divide en tres brazos: Sulina, Chilia y San Jorge, que forman una amplia zona con un ecosistema compuesto de infinidad de especies de pájaros, peces y plantas, con 18 reservas naturales protegidas y en mitad de 6 rutas de migración de aves.
Entre las especies más llamativas que se pueden observar están las  grullas, gansos, halcones, pelícanos, ibis o garcetas.

Puede llevarte varios días recorrer los tres brazos del Delta. La mejor manera de visitar la zona es en barco. Se puede salir desde Tulcea, que es el último gran puerto fluvial del Danubio o embarcarse en algún pequeño bote en alguno de los pueblos del Delta. La experiencia sin duda será fascinante, ya que el Delta del Danubio se conserva casi virgen.
En la zona viven en armonía con la naturaleza unas 15000 personas, que se dedican principalmente a la pesca y al cultivo del junco.
Como curiosidad, existe una comunidad de lipovoanos, descendientes de seguidores del Rito Antiguo Ortodoxo, que tuvieron que huir de Rusia en el siglo XVIII.
En la zona pueden verse también los restos de las fortalezas Halmyris, Histria y Enisala, de la época griega.

Y, ahora sí, después de casi 3000 km., el Mar Negro.

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Si hay una imagen que identifica a Dubrovnik es la de la ciudad amurallada vista desde el mar. Sus Murallas, que son uno de sus principales atractivos, están formadas por muros de 25 metros de altura, varias torres y fortalezas, entre las que destacan la Torre Minčeta y el Fuerte Lovrjenac, un foso y una segunda muralla que protegía la ciudad por tierra.

Otros lugares para visitar son:

• La Stradun o Placa: Es la calle principal. En uno de los extremos está la famosa Fuente de Onofrío, diseñada por el arquitecto Onofrío de la Cava para llevar agua a Dubrovnik desde un lago cercano en el siglo XV. Todavía hoy en día se puede beber agua de ella.

• Plaza de la Luža: Está situada en el extremo este de la Stradun. Desde aquí puede verse el mar. Destacan en esta plaza la Torre del Reloj, el Palacio Sponza y la Iglesia de San Blas.
  Como curiosidad, la estatua del patrón de Dubrovnik, San Blas, que se encuentra en esta iglesia, lleva en la mano una maqueta de la ciudad antes del terremoto que la destruyó en 1667.

• Plaza Miličević: Es una plaza cercana a la Puerta de Pile, en la Muralla. En ella se encuentra el Convento Franciscano, que fue reconstruido después del terremoto en estilo barroco, aunque también cuenta con muestras de arte gótico y románico, por ejemplo en el Claustro de su iglesia. En la Biblioteca del Convento se encuentra la colección de manustritos croatas más valiosa del mundo.
  La Farmacia franciscana, por su parte, data de 1317, y es la tercera más antigua de Europa que aún funciona.

• La Iglesia de San Salvador: Esta iglesia fue construida para aplacar la ira de Dios tras el terremoto. Es de estilo gótico en su fachada y renacentista en su interior.

• La Catedral: Está situada en la Plaza Marin Držić. Fue construida sobre una antigua iglesia romana y una basílica bizantina cuyos restos pueden verse bajo la nave. En ella se guarda el relicario de la cabeza de San Blas, que es de oro y plata y tiene esmaltes bizantinos.

• El Convento de los Dominicos: Está integrado en las Murallas. En su interior se conservan cuadros renacentistas de la llamada Escuela de Ragusa, incunables y manuscritos de enorme valor. En el altar mayor de la iglesia del convento destaca una gran cruz pintada de 1358, obra de Pablo el Veneciano.

A través de la Calle Strossmayerova se llega al Barrio de Santa María, donde está el Museo Etnográfico. Otros museos son el de Historia de la Ciudad, en el Palacio del Rector, y el de la Marina, en el Fuerte de San Juan.

Por último, cabe mencionar el Colegio de los Jesuitas, el Convento de Santa Clara, que fue uno de los primeros orfanatos de Europa, y la Sinagoga de la calle Žudioska, la más antigua de Europa después de la de Praga.

Dubrovnik, por su situación geográfica, es un punto de partida ideal para las excursiones a las Islas Elafiti, Split, Kotor en Montenegro o Mostar en Bosnia.

Puedes ver más información de Dubrovnik y de otros destinos cercanos en vercroacia.com.

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• Bratislava City Card: Descuentos en transporte y lugares turísticos. Se vende para 1, 2 ó 3 días por 6, 10 y 12 € respectivamente.

• Copenhague Card: Entrada gratuita a museos y lugares turísticos, transporte gratuito y descuentos en restaurantes y tiendas. Para 24 horas y 72 horas.

• Helsinki Card: Entrada gratuita en museos y monumentos. Transporte público gratuito. Descuentos en muchos lugares. Para 1, 2 y 3 días (33, 45 y 55 € respectivamente).

• Lljubljana Card: Transporte y entrada a lugares turísticos gratuitos. Descuentos en hoteles, restaurantes, alquiler de coches, etc. Válida para 3 días. 12,52€.

• Peregrino Card: Del Vaticano. Para el transporte público y válida 1 ó 3 días. (19 y 25 € respectivamente).

• Prague Card: Entrada gratis a más de 50 monumentos y museos. Válida para 4 días. Su precio está alrededor de los 34 €.

• Reykjavik Welcome Card: Transporte público y entrada a diversos lugares turísticos. Válida para 24, 48 y 72 horas (Ikr.1400, Ikr. 1900 y Ikr. 2400, respectivamente).

• Riga Card: Transporte público y museos gratis. Descuentos en restaurantes y tiendas entre otros. 24 horas (Ls 10,-), 48 horas (Ls 14, -) y 72 horas (Ls 18, -).

• Stockholm Card: Transporte público y entrada a diversos lugares turísticos. Válida para 24, 48 y 72 horas.

• Tallin City Card: Entrada gratuita en museos, monumentos y discotecas. Transporte gratuito y descuentos en restaurantes y tiendas, entre otros. Desde 6 horas (12 €) hasta 72 horas (32 €).

• Vilnius City Card: Transporte público y museos gratis. Descuentos en restaurantes y tiendas entre otros. 24 horas (LTL 52) y 72 horas (LTL 86).

• Zagreb Card: Descuentos en multitud de lugares. Se vende para 24 horas (60 kunas) o 72 horas (90 kunas).

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Staro Selo

Josip Broz, «Tito», presidente de la antigua República Federal Yugoslava desde su creación, en 1945, hasta su fallecimiento, en 1980, nació en un pequeño pueblo llamado Kumrovec, en Croacia, a pocos kilómetros de Eslovenia.
Los croatas lo llaman Staro Selo (pueblo viejo) y han creado un museo etnológico integrado en el mismo pueblo.

Allí se puede ver un conjunto de casas tradicionales, entre ellas la casa natal de Tito, donde se representan situaciones cotidianas de la vida en la zona a finales del s.XIX y principios del XX. Es posible ver, por ejemplo, el interior de la casa de un alfarero, la celebración de una boda típica, o los secaderos de maiz. Todo ello en un entorno idílico y muy bien conservado, a solo 25 km. de la capital del país, Zagreb.

Como cualquier museo etnográfico, es de gran interés cultural e histórico, pero lo que le da mayor relevancia a este lugar, es que allí nació uno de los hombres más influyentes en la historia del s.XX y, visitando su casa, se pueden ver algunos objetos personales que le pertenecieron. Entre ellos su pasaporte, válido hasta junio de 1942, con una curiosa anotación: «Países para los que este pasaporte es válido: países extranjeros, excepto España, las colonias españolas y la zona española de Marruecos».

Pasaporte de Tito

Se podría pensar que esto no tiene nada de raro, siendo el Mariscal como era un comunista convencido, pero lo cierto es que además de este detalle, Tito se encargó personalmente de organizar una oficina en París para reclutar voluntarios para combatir contra Franco con las Brigadas Internacionales durante la Guerra Civil. Española.
Por si esto no fuera poco, se cree que él personalmente combatió en dicha guerra, aunque este es un aspecto que siempre negó y del que no hay pruebas. De cualquier forma, todos ellos motivos más que suficientes para no poder entrar en territorio español.

Es indudable que las connotaciones históricas son el principal atractivo de este lugar, pero dejando de lado la política, es un sitio que merece la pena visitar por lo que nos enseña de las costumbres de la Croacia rural de hace apenas 100 años.

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