Esta Orden, cuyo nombre real es Soberana Orden Militar y Hospitalaria de San Juan de Jerusalén, de Rodas y de Malta, surgió en el siglo XI en Jerusalén, en plena época de cruzadas y en un marco católico de lucha contra el Islam.
Ya desde sus inicios la Orden gozó de una cierta autonomía, aunque siempre bajo el manto protector del Papa. A lo largo de los siglos pasaron por Chipre, Rodas y Malta, aunque en la actualidad  son un estado sin territorio. Para ser más correctos, un Ente independiente de Derecho Internacional.

La Orden de Malta tiene relaciones diplomáticas con 104 países, con la Santa Sede y con otros muchos organismos internacionales, a través de representantes o embajadas, aunque sus intereses no están encaminados en ningún caso hacia la política, sino hacia la beneficiencia, principalmente a través de asistencia médica y humanitaria.

Dejando a un lado la labor que ha desarrollado durante estos siglos y centrándonos en los lugares en los que esta Orden de Caballeros ha vivido, nos encontramos con maravillosos destinos turísticos con un siempre valorado componente histórico. Tenemos la gran suerte, además, de que sus edificios, palacios y fortalezas se han conservado admirablemente a lo largo de los siglos, lo cual nos permite contemplarlos tal y como eran en sus épocas correspondientes.

Su primera sede fue el Crac de los Caballeros, un impresionante castillo en Siria, en el camino de los peregrinos a Tierra Santa. Esta inmensa fortaleza fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. El castillo posee una valiosa capilla adornada con frescos de la época de las cruzadas.

Tras la toma de la fortaleza por los musulmanes, los Caballeros se trasladaron a San Juan de Acre, en la actualidad Acre, en Israel. Eran los tiempos de la Tercera Cruzada cristiana.
Acre es una bonita localidad costera cuya ciudad vieja es Patrimonio de la Humanidad y que, además de ser lugar santo del bahaísmo, cuenta en su ciudadela con múltiples muestras de la presencia de la Orden.

En el año 1291, tras perderse los últimos territorios cristianos, los Caballeros de la Orden, viajaron a Chipre, donde estuvieron poco tiempo. A continuación, en el 1310, se instalaron en Rodas.

Foto: foxypar4

El Papa tardó poco tiempo en acreditar como propietarios de la Isla a los Caballeros Hospitalarios, como también son conocidos.
En Rodas construyeron fortalezas que les sirvieron de defensa frente a posibles ataques,  pero dos siglos después, como si ese fuera su destino, volvieron a ser expulsados por los musulmanes.
El legado que dejaron para la historia fue una preciosa ciudad medieval, que también ha sido declarada Patrimonio de la Humanidad. En ella se pueden visitar el Palacio del Gran Maestre, la antigua catedral o el Hospital, estos dos últimos reconvertidos en museos.

Unos años más tarde de su expulsión de Rodas, Carlos V le donó a la Orden de Malta la islas del archipiélago que les ha dado su reconocido nombre, además de la ciudad de Trípoli.
La Valeta, capital de Malta y Patrimonio de la Humanidad, es un claro ejemplo de la influencia que dejaron los Caballeros en esta zona. El Parlamento está ubicado en lo que fuera Palacio del Gran Maestre, la bella Concatedral de San Juan fue construida por la Orden y se pueden ver multitud de edificios y fortalezas de la época.
Algunos de los lugares más significativos son el Fuerte de San Elmo o el Fuerte de San Ángel, donde vivió el Gran Maestre y donde actualmente se realizan actividades culturales relacionadas con los Hospitalarios.

La Orden sufrió el asedio de los otomanos, quedándose sin parte de sus posesiones, aunque no fue hasta la llegada de Napoleón, ya en el siglo XVIII, cuando se tuvieron que marchar, perdiendo totalmente su soberanía territorial y empezando una nueva etapa.

Después de ese suceso, la Orden de Malta sufrió numerosas vicisitudes, entre ellas su peregrinar por varios lugares de Italia y un sorprendente golpe de estado por parte del Zar ruso.

En 1834, finalmente, se estableció en Roma, donde tiene su sede desde entonces, en el Palacio Magistral (Via dei Condotti, 68) y en la Villa Magistral en el Monte Aventino. El primero es la residencia del Gran Maestre de la Orden, además de la sede del gobierno, y la segunda es la Embajada ante la Santa Sede y la República de Italia. Esto puede ser un motivo más de la lista de por qué visitar la capital italiana.

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En una franja costera de pocos kilómeros, repleta de espectaculares acantilados, se suceden los pueblos y ciudades a visitar.

La localidad más importante es Amalfi, que da su nombre a esta zona, y que destaca por haber sido un importantísimo puerto en el siglo IX. Su centro neurálgico es la Plaza del Duomo, donde está la Catedral de San Andrés, del siglo IX, famosa por albergar las reliquias de dicho Santo. Es imprescindible la visita a esta Catedral y a su claustro, llamado Chiostro del Paradiso.
Al lado del puerto hay numerosas tiendas donde comprar el famoso limoncello, un licor muy típico de la zona, así como una gran variedad de derivados del limón.

El siguiente lugar en fama es Positano, que ha estado habitado desde el Paleolítico. Lo que más llama la atención de este pequeño municipio es su disposición, en la ladera del acantilado, de manera casi vertical.
El monumento más destacado en esta localidad es la Iglesia de Santa Maria Assunta, en cuyo interior se conserva una virgen negra. Merece la pena también dar un paseo por sus empinadísimas calles y hacerse unas típicas sandalias a medida.

Ravello, muy famoso también, destaca por dos villas construidas en el borde de los acantilados, Villa Rufolo, que inspiró a Wagner para crear su ópera Parsifal y que se ha convertido en sede del Festival de Ravello y Villa Cimbrone, esta última con su Terraza del Infinito.
Además, se puede visitar el Duomo, que tiene una impresionante puerta en bronce y alberga en su interior la sangre de San Pantaleón, que se vuelve líquida todos los años.

En la Costa Amalfitana hay otras localidades de interés. Son, por orden alfabético:

• Atrani, muy cercano a Amalfi. Es un pequeño pueblo de pescadores muy pintoresco. Destacan las iglesias de San Salvatore del Birecto y de Santa Maria Maddalena.
• Cetara, otro pequeño pueblo de pescadores.
• Conca dei Marini, donde se encuentra el Convento de Santa Rosa, origen de los dulces Sfogliatella di Santa Rosa.
• Furore, en lo alto de un monte y con un famoso fiordo en la roca.
• Maiori, con el Santuario de Santa Maria a Mare. Destaca por su playa de fina arena.
• Minori, muy conocida por la antigua Villa Romana y por la Iglesia de Santa Trofimena.
• Praiano, otro pueblo de pescadores. Para ver, las iglesias de San Luca y San Gennaro.
• Tramonti, de origen romano.
• Vietri sul Mare, muy famosa por su cerámica.

La ruta para ver todos los pueblos es la siguiente: Positano-Praiano-Furore-Conca dei Marini-Amalfi-Atrani-Ravello-Minori-Maiori-Vietri sul Mare-Tramonti-Cetara. Ya sea en este orden o a la inversa.

Si tienes tiempo, puedes aprovechar para visitar otra maravilla: la isla de Capri, que está a muy poca distancia de Positano.

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La información sobre estas tarjetas la tienen en las respectivas oficinas de turismo de cada lugar, aunque también se puede buscar por internet. Las principales capitales europeas tienen:

• Berlín Welcome Card: Validez por 48 o 72 horas o por 5 días (18,50, 25 ó 34,50 € respectivamente). Transporte gratuito, ofertas especiales y guía y plano.

• Brussels Card: Entrada gratuita a museos y transporte público durante 24 horas (20€), 48 horas (28€) y 72 horas (33€).

• Budapest Card: Válida para 48 y 72 horas. Incluye transporte público, seguro de accidentes y descuentos en múltiples actividades.

• Dublin Pass: Entrada libre a 27 atracciones turísticas, descuentos y transporte desde el aeropuerto gratis.

• Lisboa Card: Transporte gratuito y entrada a 26 museos y monumentos.

• London Pass: Entrada gratuita a más de 50 atracciones por 41 €.

• Madrid Card: Entrada gratuita a más de 40 museos, viajes en el autobús turístico, entradas a parques de atracciones, entrada al estadio Santiago Bernabeu y descuentos en restaurantes y tiendas. Válida por 24 horas (45€), 48 horas (58€) y 72 horas (72 €).

• Paris Museum Pass: Entrada directa en más de 60 museos y monumentos. Pases de 2, 4 y 6 días (32, 48 y 62 € respectivamente).

• Roma Pass: Descuentos en museos y monumentos, transporte gratuito y mapa y guía de la ciudad. 23 €.

• Viena Card: Descuentos en 210 sitios turísticos. Transporte público gratuito durante 72 horas. Guía de la ciudad. 18,50€. La tarjeta es válida durante 4 días.

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Lo que la hace distinta es el colorido de las fachadas de sus casas. Dice la leyenda que los habitantes de Burano, en su mayoría pescadores, las pintaron de distintos colores para poderlas divisar desde los barcos en los días de niebla.

La isla es conocida también por la fabricación de encaje de hilo de forma artesanal. De hecho, uno de los lugares destacados es el Museo Escuela del Encaje, en la Plaza Galuppi, la única de la isla.

Todavía hoy en día es posible ver a mujeres tejiendo a las puertas de sus casas, aunque en la actualidad gran parte de los tejidos a la venta no son hechos por ellas, sino importados de otros países con mano de obra más barata.

Otros lugares interesantes son la Iglesia de San Martino Vescovo, en la misma Plaza Galuppi, con la Capilla de Santa Bárbara y el Campanario inclinado por la poca firmeza del terreno, el Monumento a Galuppi, compositor nacido en Burano, y la Casa di Bepi, pintada con todos los colores de la Isla.

Desde Burano se puede visitar la Isla de Mazzorbo, unida por un puente, donde se encuentra la Iglesia de Santa Caterina.

Se puede llegar hasta Burano en vaporetto desde el embarcadero de Fondamente Nove, desde también se puede ir a Murano, famosa por su vidrio.

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