En una franja costera de pocos kilómeros, repleta de espectaculares acantilados, se suceden los pueblos y ciudades a visitar.

La localidad más importante es Amalfi, que da su nombre a esta zona, y que destaca por haber sido un importantísimo puerto en el siglo IX. Su centro neurálgico es la Plaza del Duomo, donde está la Catedral de San Andrés, del siglo IX, famosa por albergar las reliquias de dicho Santo. Es imprescindible la visita a esta Catedral y a su claustro, llamado Chiostro del Paradiso.
Al lado del puerto hay numerosas tiendas donde comprar el famoso limoncello, un licor muy típico de la zona, así como una gran variedad de derivados del limón.

El siguiente lugar en fama es Positano, que ha estado habitado desde el Paleolítico. Lo que más llama la atención de este pequeño municipio es su disposición, en la ladera del acantilado, de manera casi vertical.
El monumento más destacado en esta localidad es la Iglesia de Santa Maria Assunta, en cuyo interior se conserva una virgen negra. Merece la pena también dar un paseo por sus empinadísimas calles y hacerse unas típicas sandalias a medida.

Ravello, muy famoso también, destaca por dos villas construidas en el borde de los acantilados, Villa Rufolo, que inspiró a Wagner para crear su ópera Parsifal y que se ha convertido en sede del Festival de Ravello y Villa Cimbrone, esta última con su Terraza del Infinito.
Además, se puede visitar el Duomo, que tiene una impresionante puerta en bronce y alberga en su interior la sangre de San Pantaleón, que se vuelve líquida todos los años.

En la Costa Amalfitana hay otras localidades de interés. Son, por orden alfabético:

• Atrani, muy cercano a Amalfi. Es un pequeño pueblo de pescadores muy pintoresco. Destacan las iglesias de San Salvatore del Birecto y de Santa Maria Maddalena.
• Cetara, otro pequeño pueblo de pescadores.
• Conca dei Marini, donde se encuentra el Convento de Santa Rosa, origen de los dulces Sfogliatella di Santa Rosa.
• Furore, en lo alto de un monte y con un famoso fiordo en la roca.
• Maiori, con el Santuario de Santa Maria a Mare. Destaca por su playa de fina arena.
• Minori, muy conocida por la antigua Villa Romana y por la Iglesia de Santa Trofimena.
• Praiano, otro pueblo de pescadores. Para ver, las iglesias de San Luca y San Gennaro.
• Tramonti, de origen romano.
• Vietri sul Mare, muy famosa por su cerámica.

La ruta para ver todos los pueblos es la siguiente: Positano-Praiano-Furore-Conca dei Marini-Amalfi-Atrani-Ravello-Minori-Maiori-Vietri sul Mare-Tramonti-Cetara. Ya sea en este orden o a la inversa.

Si tienes tiempo, puedes aprovechar para visitar otra maravilla: la isla de Capri, que está a muy poca distancia de Positano.

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El Danubio atraviesa Hungría hacia el sur casi en línea recta, dejando por el camino multitud de poblaciones que llevan en su nombre la palabra Duna (Danubio en húngaro), como Dunaújváros o Dunaföldvár.

Algunas de las localidades que conocerás son Paks, que tiene el dudoso honor de poseer la única central nuclear del país, o Mohács, famosa por las dos Batallas que se desarrollaron allí con algo más de 100 años de diferencia y que significaron la victoria y la derrota del Imperio Otomano en Hungría.
En mitad del recorrido entre estas dos ciudades está el Parque Nacional Danubio – Drava, con más de 49000 has. en una zona en la que están presentes ambos ríos y que cuenta entre sus atractivos naturales con una reserva de venados en el bosque Gemenc.
Junto al parque se encuentra la ciudad de Baja, en la que hay múltiples iglesias de varias confesiones, entre las que destaca el Monasterio franciscano. Dicha Orden ha estado presente en la ciudad durante siglos.

Tras pasar la frontera con Croacia descubrirás en la localidad de Bilje el Parque de Kopački Rit, una zona pantanosa que cuenta como mayor atractivo con las numerosas especies de aves, más de 250, que anidan allí, entre ellas los cormoranes y las cigüeñas negras. Es posible hacer un recorrido de observación, prismáticos incluidos, en un pequeño barco.
Esta es la zona donde desemboca el Drava en el Danubio.

A unos pocos kilómetros del Parque está Osijek, que si bien no está a las orillas del Danubio, sí es un importante puerto fluvial del Drava que en los últimos años se está consolidando como un interesante destino turístico de interior.
En esta ciudad destacan la Tvrđa, que es una ciudadela en la parte antigua de la ciudad, en la que se encuentra la Iglesia de San Miguel, la Plaza Ante Starčevića, en la que está la Catedral y los numerosos parques y jardines de la ciudad, además de sus edificios barrocos.

Volviendo al cauce del Danubio y siguiendolo en dirección a Serbia, pasamos Vukovar, una ciudad que fue totalmente arrasada durante la Guerra de la década de los 90 y que es todo un símbolo de la resistencia croata.
Al cruzar la frontera nos encontramos con el lago Tikvara, en el municipio de Bačka Palanka.

La primera ciudad importante de Serbia por la que se pasa es Novi Sad, segunda en tamaño del país y que es conocida como la Atenas serbia. En esta localidad está la Fortaleza de Petrovaradin. Cerca de allí está el Parque Nacional de Fruska Gora, una zona boscosa en la que hay 17 monasterios ortodoxos de entre el siglo XV y el siglo XVIII. En la misma zona está también Sremski Karlovci, ciudad barroca.

Belgrado es la cuarta capital de país por la que pasa el recorrido. Hasta ella llega también el río Sava para unirse al Danubio. Lo más destacado de la ciudad es la Fortaleza de Kalemegdan, el Barrio de Stari Grad y el Palacio de la Princesa Ljubica. Como zona natural, el parque Ada Ciganlija.

Después de Belgrado y aún en Serbia, puedes contemplar la Fortaleza medieval de Smeredevo y las Puertas de Hierro, una garganta que comunica los Cárpatos con los Balcanes y que tiene una longitud de 135 km., a lo largo de los que se pueden ver la Fortaleza de Golubac, la fortaleza romana de Diana, la Tabla Trajana y Lepenski Vir, un yacimiento arqueológico del Mesolítico.

Rumanía tiene el honor de tener en su territorio un tercio de la longitud total del Danubio. Curiosamente, la mayoría del recorrido es de frontera, primero con Bulgaria y, más tarde, llegando ya a la desembocadura, con Moldavia y Ucrania.

En la última etapa del viaje, pasarás por Orşova, que fue puerto romano y asentamiento militar romano de nombre Dierna. Más allá está Turnu Severin, donde termina la zona de las Puertas de Hierro. Cerca de esta ciudad están los restos del Puente romano de Trajano, que fue el más largo de su época.

Viajando hacia el norte, llegarás a Brăila, que cuenta entre sus atractivos con la Iglesia de los Santos Arcángeles, que fue mezquita, la Iglesia de San Nicolás, la Iglesia griega y el Teatro Maria Filotti, además de La Faleza, el paseo fluvial a las orillas del Danubio.

Cuando se llega a Tulcea parece que el viaje toca a su fin, pero nada más lejos de la realidad. Aquí comienza una parte fascinante, la del Delta del Danubio, reconocido como reserva de la biosfera, zona Ramsar (zona húmeda de importancia internacional) y zona del Patrimonio mundial natural y cultural UNESCO.

Aquí el río se divide en tres brazos: Sulina, Chilia y San Jorge, que forman una amplia zona con un ecosistema compuesto de infinidad de especies de pájaros, peces y plantas, con 18 reservas naturales protegidas y en mitad de 6 rutas de migración de aves.
Entre las especies más llamativas que se pueden observar están las  grullas, gansos, halcones, pelícanos, ibis o garcetas.

Puede llevarte varios días recorrer los tres brazos del Delta. La mejor manera de visitar la zona es en barco. Se puede salir desde Tulcea, que es el último gran puerto fluvial del Danubio o embarcarse en algún pequeño bote en alguno de los pueblos del Delta. La experiencia sin duda será fascinante, ya que el Delta del Danubio se conserva casi virgen.
En la zona viven en armonía con la naturaleza unas 15000 personas, que se dedican principalmente a la pesca y al cultivo del junco.
Como curiosidad, existe una comunidad de lipovoanos, descendientes de seguidores del Rito Antiguo Ortodoxo, que tuvieron que huir de Rusia en el siglo XVIII.
En la zona pueden verse también los restos de las fortalezas Halmyris, Histria y Enisala, de la época griega.

Y, ahora sí, después de casi 3000 km., el Mar Negro.

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Viena es conocida por ser la ciudad del vals. El año comienza con el Vals del Danubio en la Stephansplatz y la música y la multitud de conciertos y bailes que se celebran cada año son, de hecho, una parte muy relevante de la vida de la población.
Es también muy famosa por sus monumentos y lugares interesantes y está declarada como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, contando con dos reconocimientos: por su casco histórico y por el Palacio de Schönbrunn y sus jardines.

Una buena manera de conocer la ciudad puede ser en bicicleta, ya sea a través de la ruta Donauradweg, que sigue el cauce del Danubio, o llegando a Viena en otro medio de transporte y alquilándola allí.
Con la tarjeta de descuento Citybike Tourist-Card es posible alquilar una bicicleta durante todo el día por un precio muy económico.
Una de las opciones más interesantes para descubrir la ciudad en bicicleta es el Circuito temático del Ring, una vía que discurre por la Ringstrasse o Avenida del Ring, permitiendo descubrir algunas atracciones turísticas.

Los monumentos más destacados de Viena son el Palacio Imperial de Hofburg, residencia de invierno de los emperadores, el Palacio de Schönbrunn, más arriba mencionado, que era la residencia de verano, la Catedral de San Esteban, el edificio de la Ópera, donde se celebra el afamado Concierto de Año Nuevo, el Parlamento, el Burgtheater, el Palacio de Belvedere, la Iglesia Votiva o el Ayuntamiento, entre otros muchos edificios. Como zona verde destaca el Prater.

Quizás dejemos Viena con la sensación de que aún nos queda mucho por descubrir, pero no nos dará tiempo a pensarlo, porque a apenas 64 km. se encuentra Bratislava, nada más cruzar la frontera con Eslovaquia, siendo ambas ciudades las capitales del mundo que más cercanas se encuentran.

Bratislava tiene, menos de una tercera parte de los habitantes que tienen Viena o Budapest. Es, por tanto, la más pequeña de las tres capitales que visitaremos en esta etapa y quizás la más desconocida de todas.
Durante los años en los que existió Checoslovaquia vivió eclipsada por la que fuera capital del país, Praga, y ha sido en los últimos años cuando ha empezado a conocerse en los circuitos turísticos internacionales.

La parte antigua de Bratislava es el Staré Mesto. Allí están el antiguo Ayuntamiento, reconvertido en Museo de la Ciudad, el Palacio Primacial, la Catedral de San Martín, gótica, donde se coronaba a los reyes húngaros y la Iglesia Azul o de Santa Isabel, en estilo Art Noveau.

Sin duda, el monumento más conocido de la ciudad es el Castillo, que está situado en una colina y  que alberga exposiciones del Museo Nacional Eslovaco, pero hay otro castillo, el de Devín, declarado Monumento Nacional, de mayor importancia histórica para los eslovacos. Está en la unión del río Morava con el Danubio.

De camino a Budapest, la tercera capital, pasaremos por Rusovce, donde está la mansión del mismo nombre y las ruinas romanas de Gerulata. Desde aquí hasta muy cerca de la capital húngara, el río hace frontera natural entre Eslovaquia y Hungría. No es extraño, por tanto, que llegando a la ciudad de Komárno, el mayor puerto eslovaco en el Danubio, nos encontremos con que esta ciudad tiene una prolongación húngara, al otro lado del río, llamada Kormarom, con la que está unida por un puente.

En esta zona hay restos de campamentos romanos, así como el sistema de fortificaciones más grande de Europa central, que protegía a la ciudad eslovaca.

Budapest es una gran urbe, de más de millón y medio de habitantes. No sólo son un problema las grandes distancias, sino que resulta algo caótica para recorrerla en coche. Una buena opción es utilizar la red de transporte público, que es muy completa. La ciudad estaba dividida en tres partes: Buda y Óbuda, en el lado derecho del Danubio, y Pest en el izquierdo.

Al igual que pasa con Viena, Budapest no es una ciudad para visitar en un solo día. La cantidad de lugares que ver hacen necesario elegir entre ver sólo la parte «más importante» o en dedicarle más tiempo a la ciudad.

La ribera del Danubio, el Barrio del Castillo de Buda y la Avenida Andrássy han sido declarados Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.

En Buda destacan el Castillo Real, el Bastión de los Pescadores, la Iglesia Mathias, la estatua ecuestre de San Esteban, que fue rey de Hungría, el Antiguo Ayuntamiento, la estatua de la Trinidad, en agradecimiento por el fin de la peste, la Ciudadela o el Monumento a la liberación.

En Pest están el edificio del Parlamento, el edificio de Correos de estilo Art Noveau, el Obelisco, la Tumba al Soldado desconocido o la Basílica de San Esteban, entre otros.

Para cruzar el río hay numerosos puentes, pero el más conocido de todos es el Puente de las Cadenas.

Budapest es famosa, además de por su belleza, por sus baños termales, entre los que destaca el Balneario Gellért.

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En el primer tramo el Danubio es todavía un pequeño río que nos anima a disfrutar más del paisaje espectacular que lo rodea que de él mismo. Dejando atrás Donaueschingen, la primera ciudad importante que encontramos es Ulm, desde donde el río es navegable.
El célebre científico Albert Einstein nació en esta bonita localidad amurallada.
Además, Ulm es famosa por tener la catedral más alta del país, con una altura total de 161 m.

Abandonamos Ulm y penetramos en Baviera, la región alemana conocida mundialmente por su cerveza. En nuestro recorrido se encuentra Donauwörth y, unos kilómetros río abajo, Ingolstadt, una bonita ciudad fortificada de estilo barroco.

Más allá está el Monasterio de Weltenburg, del siglo XIII, que es una impresionante abadía cervecera. Este monasterio se encuentra en lo alto de un cañón que forma el Danubio. Es posible ir en barco desde allí hasta Kelheim.

Antes de llegar a la frontera con Austria nos encontramos con Regensburg o Ratisbona. Merece la pena ver esta bella ciudad repleta de casas tradicionales, con un puente medieval del siglo XII sobre el Danubio y que cuenta entre sus monumentos más conocidos con la Catedral de San Pedro, la mayor obra del gótico alemán, y con el Ayuntamiento, que fue el primer Parlamento de Alemania.
Regensburg tiene 2000 años de antigüedad y su casco antiguo ha sido declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.

Una vez que entramos en Austria, llegamos a Passau. El tramo de Passau a Viena es el más conocido dentro del Donauradweg y probablemente el más transitado. En gran parte es porque Austria cuenta con unos servicios para ciclistas fantásticos.

Passau es conocida como la ciudad de los tres ríos porque aquí confluyen el Danubio, el Eno y el Ilz. Es curioso comprobar como cada río trae en sus aguas un color: el Danubio azul, el Eno verde y el Ilz negro.
La ciudad, además de por sus ríos, es famosa por sus monumentos, entre ellos la Catedral de San Esteban.
Si visitas Passau en mayo o septiembre, tendrás ocasión de disfrutar del Passauer Dult, un festival tradicional donde se pueden degustar las cervezas y comidas tradicionales, además de asistir a distintas atracciones.

Más allá de Passau está Schlögen, en cuyas cercanías el valle se estrecha y el río parece volver hacia atrás en un gran meandro.
Antes de llegar a Linz, la siguiente ciudad de importancia en el recorrido, tendremos ocasión de ver Aschach, con sus casas antiguas y su iglesia gótico tardía, la localidad de Eterding, con el Castillo Starhemberg y la Abadía de Wilhering, que cuenta con una interesante iglesia de estilo rococó y un bonito portal románico.

Linz es la capital de la Alta Austria. Los monumentos más importantes de la ciudad son la antigua Catedral barroca, la nueva Catedral neogótica, que es la más alta de Austria, el Castillo de Linz, el Santuario del siglo XVIII y su plaza principal con casas de estilo renacentista.

En las cercanías de Linz, aunque separada del Danubio, está la Abadía de St. Florian, edificio barroco de gran belleza que merece la pena ver. Puedes visitar también Enns, ciudad que ostenta el título de ser la más antigua de Austria, y la localidad de Steyr.

Retomando el río llegarás a Mauthausen, lugar desgraciadamente conocido por haber sido un campo de concentración de la época nazi. En contrapartida, tras pasar Grein, entramos en la región de Wachau, cuyo paisaje cultural es Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO y goza de una merecida fama de ser uno de los lugares más bellos de la ruta en Austria.

Grein, con el teatro más antiguo de Austria, es una curiosa ciudad pesquera de aspecto medieval en la que destaca como monumento el Castillo Greinburg. Siguiendo río abajo llegarás a Melk, cuya impresionante Abadía parece vigilar la ciudad.

Antes de llegar a Viena todavía podrás maravillarte con la belleza de las localidades de Spitz, ciudad del vino por excelencia, Weissenkirchen, con una iglesia blanca que le da nombre al lugar (weissenkirchen significa iglesia blanca en alemán), Dürnstein, en cuyo castillo, del que sólo quedan ruinas, se dice estuvo encarcelado el rey Ricardo Corazón de León y la Abadía de Klosterneuburg, del siglo XII.

La primera etapa finaliza al llegar a Viena, capital de Austria y primera capital que atraviesa el Danubio en su recorrido.

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Sin duda, la cuenca del Danubio es una excelente elección para un viaje, ya sea en crucero o recorriendo sus cercanías en cualquier medio de transporte, incluida la bicicleta, para la que hay multitud de rutas interesantes. La más destacada es la llamada Vía Verde, que recorre casi 1000 km. por tierras alemanas, austríacas y húngaras.

Durante los casi 3000 km. desde su nacimiento, en la Selva Negra alemana, hasta su desembocadura en el Mar Negro, tendremos ocasión de ver cuatro capitales de país (Viena, Bratislava, Budapest y Belgrado), varios parques naturales y un Patrimonio de la Humanidad: el Delta del Danubio.

El Río es navegable desde Ulm, en Alemania, hasta su desembocadura. Por ello hay numerosos cruceros a lo largo de la mayor parte del trayecto, aunque la mayoría se centran en la parte más turística y conocida, la que está entre Linz y Budapest, pasando por Viena y Bratislava.
Para unas cortas y tranquilas vacaciones es un viaje idílico, pero para el viajero más intrépido y con algo más de tiempo, quizás resulte más emocionante seguir el curso del Danubio, descubriendo los pequeños pueblos que se suceden a sus orillas, adentrándose incluso en otros países que, si bien no acogen al Río en su territorio, sí se benefician de su cuenca fluvial, como son la República Checa, Suiza, Eslovenia, Bosnia y Hercegovina y Montenegro.

En los próximos días intentaré profundizar en la ruta del Danubio, hablando de los lugares más interesantes que visitar. Por la cantidad de información de la que se trata, dividiré el recorrido en etapas, que no tienen por qué ser equivalentes en tiempo a emplear ni en kilómetros. Son las siguientes:

• Etapa 1: De Donaueschingen a Viena.
• Etapa 2: Viena-Bratislava-Budapest.
• Etapa 3: De Budapest al Delta del Danubio.

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