El vestuario del Manneken Pis

El Manneken Pis de Bruselas tiene un fondo de armario que ya querría más de uno para si mismo. En concreto más de 800 trajes con los que es vestido en ocasiones especiales y que se exhiben en el Museo de la Ciudad, que se encuentra en la Maison du Roi, en la Grand Place.

El cambio de vestuario corre a cargo de la asociación Amigos del Manneken Pis, que organizan para cada uno de estos momentos una ceremonia en la que no falta la banda de música.

Las piedras Rai

Los habitantes de Yap, en Micronesia, utilizan grandes piedras circulares de caliza con un agujero en el centro como moneda. Son las piedras Rai.
Las piedras, que fueron transportadas por mar desde Palaos, llegan a alcanzar los tres metros de diámetro. Su valor se calcula principalmente en proporción a su tamaño, aunque también según la historia de la piedra.

Estas singulares monedas no suelen moverse del lugar donde están, ya que en Yap todo el mundo conoce quién es el dueño de cada una de ellas.

Aunque hoy en día existe otra moneda de curso legal similar a la de otros países, las piedras Rai se siguen usando para formalizar acuerdos como matrimonios, pactos, etc.

Las 8 monedas de Zimbabue

Y, hablando de monedas, hasta 8 distintas se usan en Zimbabue, aunque ninguna es la propia del país.

En concreto, si visitas este país africano, podrás usar dólares de EE.UU., pulas de Botsuana, libras esterlinas, rands sudafricanos, yuanes chinos, yenes japoneses, dólares australianos y rupias indias.

Todas estas divisas sustituyen al dólar de Zimbabue, que llegó a sufrir una hiperinflación extrema, hasta el punto de que era posible ver billetes de miles de millones de dólares.

La capital partida

Nicosia es la única capital partida del mundo. Esta ciudad se encuentra dividida desde 1963 por la Línea Verde, que separa la parte mayoritaria grecochipriota, al sur, de la turcochipriota, al norte.

La parte turcochipriota se autoproclamó República Turca del Norte de Chipre en 1983, aunque sólo está reconocida como país por Turquía.

Foto: Michal Osmenda

La Cuevona

También hay un obstáculo entre el pueblo de Cuevas del Agua y el resto de España. Se trata de una cueva natural, llamada La Cuevona, que hay que atravesar para llegar hasta esta pequeña localidad.

El trayecto, de apenas 300 metros, está asfaltado para permitir el paso de vehículos, aunque más de uno preferirá hacer el recorrido a pie para admirar su belleza.

Foto: jcrespoc

Los coches (ya no) negros de Turkmenistán

A pie tendrás que ir si vives en Turkmenistán y tienes un coche negro, ya que a principios de 2015 se prohibió este color por traer mala suerte.

De hecho, el presidente del país, que es conocido por sus excentricidades, se ha gastado miles de millones de euros en volver blanca la capital, Ashgabat, a base de poner mármol de ese color en edificios y aceras.

Prohibido el tabaco

De prohibiciones saben mucho en otro lugar. Concretamente en Bután, que hace unos años saltó a las portadas de los periódicos por ser el primer país del mundo en prohibir totalmente el tabaco.
Más tarde se supo que, en realidad, lo que estaba prohibido era el comercio de tabaco dentro del territorio nacional y que aquellos a los que le quedaran ganas de seguir fumando, podían hacerlo importando cigarrillos a precios desorbitados. Sólo estaba permitido fumar en privado y era necesario conservar el recibo de compra facilitado por aduanas para evitar fuertes multas o la cárcel.

A los fumadores butaneses no les hizo mucha gracia esta nueva ley y me imagino que, menos aún, cuando salió a la luz que el rey del país también era fumador.

Naciones de bolsillo

Si no te gusta el país donde vives, ¿por qué no crearte uno propio? Eso es lo que debieron pensar los fundadores de las muchas micronaciones que han existido en todo el planeta. Uno de ellos es Kevin Baugh, máximo gobernante de la República de Molossia, situada en territorio estadounidense.

Molossia, que está formada por la casa y el patio de Baugh y otras dos propiedades, es el resultado de llevar al extremo algo que empezó como un proyecto infantil. De hecho, hasta ha tenido su propia guerra, en la que combatió contra la micronación de Mustachistán por una parte de su territorio. Por fortuna, este esperpéntico conflicto acabó sin víctimas y con la firma de un tratado de paz.

Foto: Kevin Baugh

La última tribu de la Edad de Piedra

En la era de la tecnología parece increible pensar que pueda existir una sociedad que vive aislada del mundo, anclada en la Edad de Piedra. Es el caso de los sentineleses, una tribu que habita la Isla Sentinel del Norte, en la India.

A lo largo de los años, desde su descubrimiento, el gobierno indio intentó contactar con ellos para estudiar su cultura y sus costumbres, pero todos los esfuerzos fueron en vano, ya que los sentineleses son extremadamente agresivos. De hecho, en 2006 mataron a dos pescadores que se encontraban en la zona y han atacado a todo aquel que ha osado acercarse a la isla.

Genealogía y genética islandesas

Islandia es el sueño de todo científico interesado en el estudio de la genética humana gracias a que cumple con tres puntos: pequeño tamaño, población muy homogénea y un estricto registro de la mayoría de sus habitantes desde el siglo IX.

En una muy controvertida decisión, el gobierno le cedió a una empresa privada la gestión de los datos médicos, genealógicos y genéticos de los islandeses. Dicha empresa ha realizado varios estudios cruzando estos datos para determinar la predisposición a distintas enfermedades, como el cáncer o la esquizofrenia. Según los científicos que han realizado las investigaciones, ahora mismo sería posible advertir a muchos islandeses de que van a padecer una enfermedad en el futuro, pero no está permitido que esta información se haga pública por motivos de privacidad y/o ética.

En un plano mucho más desenfadado, otra empresa utilizó la genealogía para crear la ÍslendingaApp, una aplicación de móvil que investiga los antepasados en común de los usuarios y de la persona que les atrae para evitar que, en una noche loca, acaben ligando con un primo lejano.

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Gyeongbokgung, que significa «palacio grandemente bendecido por el Cielo», fue afectado hasta en tres ocasiones por el fuego; la última de ellas cuando los japoneses invadieron el país en 1592.
Tras la destrucción del edificio, éste permaneció abandonado hasta el siglo XIX, cuando se reconstruyó y se convirtió de nuevo en residencia real.
En el siglo XX, abolida ya la monarquía, el Palacio se abrió al público.

Visitar el Palacio Gyeongbokgung

El complejo del Palacio está formado por varios pabellones y estancias. Algunos de los más importantes son Geunjeongjeon, donde se celebraban las ceremonias oficiales y las recepciones del rey, Jagyeongjeon y Gyotaejeon, donde vivían la madre del rey y la reina, Gyeonghoeru, donde se reunían los mandatarios extranjeros y Hyangwonjeong, un pabellón ubicado en una isla en medio de un gran estanque con flores de loto.

Para visitar Gyenongbokgung hay que pagar entrada pero, una vez dentro, el Palacio ofrece visitas guiadas gratuitas para grupos de entre 10 y 30 personas en inglés, japonés y chino (necesaria reserva previa).

El cambio de guardia en el Palacio Gyeongbokgung

La visita al Palacio es ya de por si interesante, pero aún lo es más si se tiene ocasión de ver uno de los cambios de guardia que se realizan todos los días, a excepción de los martes, a las 10:00, 13:00 y 15:00 horas.

Lo que diferencia a este cambio de guardia de otros muchos de todo el mundo es que el de Gyeongbokgung es un verdadero espectáculo de sonido y color.
Vestidos con ocho tipos de trajes, diferentes según el rango militar y elaborados en brillantes tonos rojos, azules, verdes y amarillos, los soldados llegan al Palacio al ritmo marcado por los tambores, cuernos, caracolas y otros instrumentos. Además del colorido, llaman la atención las banderas, escudos y armas que portan que, al igual que los ropajes, están hechos a la manera tradicional.

La ceremonia está marcada por las tres señales de un gran tambor. Con la primera, la unidad de guardia va hacia la Puerta Gwanghwamun. Con la segunda, la unidad de guardia sale y se encuentra con la unidad de relevo. A continuación, los jefes de las dos unidades realizan un control de identificación y la unidad de relevo entra al Palacio. Con la tercera y última, la unidad que ha sido relevada, se marcha.

Otros cambios de guardia en Seúl

Durante los años en que el Palacio Gyeongbokgung permaneció abandonado, la residencia real se trasladó al Palacio de Deoksugung, por lo que allí se trasladó también el acto del cambio de guardia.

En la actualidad, se puede ver en Deoksugung una representación del cambio de guardia, que tiene algunas diferencias con el de Gyeongbokgung, todos los días, excepto los lunes, a las 11:00, 14:00 y 15:30 horas

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Fotos 1, 2 y 3: grahamhills
Foto 4: Arthur Chapman

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Caño Cristales

Foto: rachelcifelli

El río de los cinco colores

Caño Cristales es conocido como «el río de los cinco colores», «el río del Arco Iris», «el río que se escapó del paraíso» o, simplemente, «el río más bonito del mundo». Todos estos sobrenombres se deben a la gran belleza de sus aguas, que aparentan estar teñidas de cinco colores: rojo, negro, amarillo, verde y azul.

Este fenómeno se debe a las algas de varios colores que se crían en su fondo y que hacen llegar a la superficie la sensación de estar viendo un mosaico de brillantes tonalidades.

Caño Cristales – Bajo el agua

Foto: megavas

Naturaleza en Caño Cristales

La zona donde se ubica el río cuenta con una gran biodiversidad. En la Serranía de la Macarena se pueden ver cientos de especies de aves, varias de reptiles y distintos tipos de mamíferos, entre los que destacan ocho especies de primates. Curiosamente, en el Caño Cristales no hay peces.

Buho en la Serranía de La Macarena

Foto: Aztlek

Cómo llegar a Caño Cristales

Hasta hace poco tiempo la zona estaba controlada por la guerrilla de las FARC y era muy peligroso intentar llegar hasta el río.
En la actualidad, la situación ha sido controlada y son numerosas las agencias turísticas que organizan viajes para ver esta maravilla.

Panorama de Caño Cristales

Foto: megavas

Llegar hasta Caño Cristales no es fácil. Primero hay que viajar hasta Villavicencio, la capital de Meta, que se encuentra a más de 80 kilómetros de Bogotá. Una vez allí, se toma una avioneta que vuela a La Macarena, pueblo desde el que se sigue el trayecto en barca por el río Guayabero. El último tramo es una ruta de unos ocho kilómetros a pie o caballo a través de la Serranía.
Un largo y cansado camino que merece la pena por la compensación de contemplar al que llaman «el río más bonito del mundo».

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Foto: Andrei Stroe

La causa de que sea uno de los monumentos funerarios más peculiares del mundo se halla en sus lápidas, que narran en clave de humor la vida del difunto y que están decoradas en vivos colores.
Las imágenes de estilo naïf que acompañan a los epitafios describen la actividad que desempeñaba o cómo murió el allí enterrado.

Se cree que esta aparente falta de preocupación por la muerte viene enlazada con la historia de la zona y los sentimientos de sus gentes, que no ven en este hecho un suceso trágico, sino un simple y necesario trámite para el paso a la otra vida.

¿Quién comenzó esta tradición?

Foto: Pixi

El promotor de esta decoración funeraria fue Stan Ioan Pătraş, un escultor local que trabajaba la madera y que vivió entre 1908 y 1977. Desde 1935 hasta su muerte realizó más de 700 tumbas en este estilo, convirtiendo con su trabajo a la localidad en un conocido centro turístico.

Los colores usados para pintar la madera provienen de pigmentos naturales. El más utilizado es un tono azul que ha pasado a conocerse como azul Sapantza. También se usan el verde, que simboliza la vida, el amarillo, que representa la fertilidad, el rojo que recuerda la pasión y el negro, el color de la muerte.

Después de su defunción le sucedió su discípulo Dumitru Pop, que viene desempeñando su trabajo desde entonces hasta la actualidad.

Las lápidas de Cimitirul Vesel

Foto: POPOVICI Dan Cristian

Las lápidas están hechas de madera de roble. Una vez talladas, sobre ellas se pinta la imagen central, que es enmarcada con adornos florales. El epitafio, situado debajo, está escrito en un lenguaje coloquial que a veces lleva a la risa, otras desvela secretos del finado que nunca lo fueron y en otras tiene un toque de humor negro capaz de desconcertar.

Debido a los materiales y al clima rumano, las lápidas necesitan ser restauradas cada 15 años, aproximadamente.

Qué ver en Sapantza

Foto: Andrei Stroe

Además del Cementerio Feliz, cerca de Sapantza puedes ver la iglesia de madera del Monasterio de Săpânţa Peri, que con sus 78 metros de altura está considerada la más alta de Rumanía. Esta iglesia ha sido reconstruida recientemente, ya que la original se destruyó en un incendio en el siglo XVIII.

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La increible historia de Ganvié

Hace 200 años los Tofinu, una tribu de pacíficos agricultores, fundaron la ciudad sobre el lago cuando huían de las tribus esclavistas Fon, ya que estos no podían entrar al agua debido a que sus creencias religiosas se lo prohibían.

Aunque Dahomey, el sanguinario reino de los Fon, hace mucho tiempo que ya no existe, los habitantes de Ganvié y los poblados cercanos, asentados también sobre el agua, ya no han querido volver a tierra firme.

La vida en la Venecia africana

En Ganvié todo gira en torno al agua. Las mujeres se reúnen para vender sus mercancías en un colorido mercado que se desarrolla sobre canoas, mientras que los hombres se dedican a la pesca.
En esta zona se utiliza una técnica conocida como acadja que les permite aumentar de manera asombrosa la cantidad de peces capturados. Para ello se utilizan unas empalizadas hechas con ramas de árboles y dispuestas a modo de laberintos. Las mismas hojas de las ramas al pudrirse y las algas que allí se acumulan sirven de alimento a los peces, que quedan encerrados hasta que llega el momento de la captura, mediante nasas y redes.

El vudú en Ganvié

El vudú es la práctica religiosa con más adeptos en Ganvié. En los últimos años han proliferado los templos e iglesias de otras religiones, pero eso no es inconveniente para que aún perduren muchas supersticiones y creencias animistas.
La ciudad está incluida en todos los paquetes turísticos que se anuncian como «Ruta del vudú», aunque para los interesados en conocer la cuna del vudú es preferible visitar Ouidah, en el interior del país.

¿Por qué visitar Ganvié?

Porque supone algo diferente a lo habitual en África. Es verdad que alrededor de todo el mundo hay varias ciudades lacustres, pero conocer la historia de Ganvié y observar la manera en que sus habitantes se han adaptado al medio, es una experiencia única.

También porque está muy cerca de Cotonou, la principal ciudad de Benín. Desde allí no tendrás problema para llegar a Ganvié, ya que todas las rutas organizadas incluyen una visita a la localidad y un paseo en barca por sus canales.

Fotos: Sara&Joachim

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