Rocamadour, el Santuario de la Virgen Negra

Rocamadour, en Francia, es uno de esos lugares cargados de razones para ser visitados. Algunas ciudades destacan por un bonito entorno o por una vasta historia, pero esta localidad, en la región de Midi-Pyrénées, cuenta con tantos atractivos que simplemente resulta irresistible. No en vano ha sido reconocida como Grand Site National en el país galo, una distinción destinada a los mejores lugares turísticos franceses.

Construida en vertical en el borde de un acantilado, sorprende al viajero que la observa desde lejos por la distribución tan caótica de sus viviendas, que a simple vista parecen estar unas encima de otras.
En lo más alto se erige desafiante el Castillo, que custodia los secretos más valiosos de este lugar: una Virgen negra, el cuerpo de San Amador, a quien debe su nombre la ciudad, y la espada de Rolando (también conocido como Orlando o Roldán).

Foto: Velvet

Rocamadour, que en realidad es una ciudad santuario, gira en torno a sus 7 capillas, que en el pasado fueron muchas más, erigidas para venerar a una misteriosa y milagrosa Virgen negra.
Ya en el siglo XII miles de personas de toda Europa llegaban en peregrinación, atraídas por la figura de Santa María, aunque también por encontrarse en este lugar las reliquias de San Amador.

Rocamadour en el Camino de Santiago

Foto: Christophe.Finot

Muchos eran también los peregrinos que, en su recorrido hacia Santiago de Compostela, en España, hacían un alto en el camino en Rocamadour.
En la actualidad esta pequeña comuna francesa está incluida dentro del Camino de  Auvernia o Via Auverniensis. Este camino es una de las variantes de la Via Lemovicensis, una de las cuatro rutas del Camino de Santiago que discurren por Francia y que han sido declaradas Patrimonio de la Humanidad.
En concreto en Rocamadour están incluidas dentro de la declaración de Patrimonio la Iglesia de Saint-Sauveur y la Cripta de Saint-Amadour.

La Virgen Negra de Rocamadour

Foto: Pymouss

La Virgen Negra está en la Capilla de Notre Dame. Para llegar hasta allí hay que pasar por la única calle de Rocamadour, que está plagada de tiendas de recuerdos, y subir los más de 200 peldaños que dan acceso al complejo del Santuario. Muchos de los peregrinos lo hacen de rodillas, en señal de penitencia.

La espada de Rolando

Clavada en la roca, a la salida de la Capilla de Notre Dame, se encuentra la que según la leyenda es Durandal, espada de Rolando, sobrino de Carlomagno. Cuenta la historia que, ante lo inminente de su muerte a manos de los infieles, la lanzó al aire para que no cayera en manos de sus enemigos, llegando la espada desde Roncesvalles hasta el lugar donde se encuentra en la actualidad.

Foto: Patrick Clenet

Rocamadour es una localidad que bien merece un paseo, pero hay un gran desnivel entre la parte baja y la alta, de más de 100 metros. Por suerte se puede acortar el trayecto por medio del teleférico, aunque de esta manera se pierda el encanto de ir apreciando los detalles.