Bled, cerca de los Alpes Julianos, es una pequeña población en el noroeste de Eslovenia que existe desde hace más de 1000 años y que está situada al lado del lago que lleva el mismo nombre.
En el medio del lago se erige la única isla que tiene Eslovenia, que es uno de sus principales destinos turísticos.
En la isla está el Santuario de Santa María de la Asunción, visitado por peregrinos desde la Edad Media.
Para llegar hasta allí hay que embarcarse en unos botes llamados pletna, que dejan a los turistas en el muelle. Desde éste a la Iglesia hay 99 escalones. Cuenta la leyenda que el marido que suba a su esposa en brazos todo el recorrido, tendrá un matrimonio feliz. También se dice que al que toque la campana que hay en la Iglesia, se le concederá un deseo.
Curiosamente y muy en línea con estas leyendas, antes de las peregrinaciones cristianas, en la isla se adoraba a la diosa del amor y de la fecundidad.
Posiblemente fue a principios del siglo XX cuando la localidad cobró la fama de lugar idílico del que ahora disfruta, ya que en aquella época se construyeron balnearios y hoteles a los que acudía toda la aristocracia europea.
No es difícil de entender, ya que Bled, rodeado de montañas y tranquilidad, es un sitio ideal para el descanso.
El otro lugar monumental de interés es el Castillo de Blejski, en lo alto de un acantilado junto al lago, y que hoy en día es un museo de muebles, armas y joyas medievales.
Cerca de Bled se encuentra la Vintgar Gorge, una espectacular garganta entre dos colinas a la que se puede acceder a través de pasarelas de madera suspendidas sobre el río. Al final del recorrido está la cascada Šum.
No muy lejos se pueden ver los Alpes Julianos y el Parque Nacional Triglav, un lugar ideal para los amantes de la montaña.
Eslovenia tiene una fuerte influencia de la gastronomía italiana, por lo que no es difícil encontrar pizzerías donde comer, pero si lo que queremos es probar la cocina tradicional, nada mejor que acudir a una gostilna, que es un tipo de restaurante en el que se ofrece en la carta, al menos, tres platos típicos de la zona, además, claro está, de bebidas, entre las que destaca el vino esloveno.
